ADQUISICIÓN DEL SIGNIFICADO: CUANDO LOS NIÑOS PASAN DEL GESTO A LA PALABRA
En torno al segundo año de vida de un niño o niña, empiezan a utilizar un lenguaje gestual adaptado a las necesidades de su entorno. A la vez que va evolucionando en su desarrollo y edad se producirá un cambio cualitativo en el sistema de comunicación. El niño o niña irá sustituyendo la comunicación gestual por la comunicación verbal, aunque la primera siempre seguirá presente en la vida de una persona, el papel de la comunicación verbal acabará sustituyendo principalmente a la gestual.
Para ir preparando a los niños y niñas en la etapa verbal, los padres y docentes deben tener en cuenta el entrenamiento fonético y el entrenamiento en las reglas formales del diálogo para que se adquieran mejor los significados verbales. Desde el nacimiento del niño/a la madre no sólo sostiene un diálogo gestual con su hijo/a, sino que desde el primer día la madre le habla.
La mayoría de los autores sitúan la aparición de la primera palabra hacia el final del primer año o comienzos del segundo, denominándose período holofrásico (el niño se comunica usando sólo una palabra). Una vez que el niño/a va aumentando la adquisición de palabras y sus significados mejor irá comprendiendo el carácter instrumental del lenguaje.
Una acción muy importante que pueden realizar los padres y docentes para favorecer la atención conjunta con el niño/a del paso del gesto a la palabra es la lectura de libros. Con esta acción se puede establecer un conjunto de rutinas designativas que permiten a los niños y niñas incorporar nuevas palabras y reconocer que el lenguaje es un instrumento que refleja la realidad.
Por ejemplo en dichas rutinas el adulto puede llamar la atención del niño/a sobre un objeto, empleando principalmente el nombre del niño/a o usar la palabra "mira". Finalmente cuando el niño/a centra su atención, emplear una pregunta de tipo "qué" (¿qué es esto? , qué está aquí?, ¿dónde está X?. Es mejor conocer como el niño o niña utiliza las palabras adquiridas que no estar pendientes del número de palabras que emplea.
Por ejemplo en dichas rutinas el adulto puede llamar la atención del niño/a sobre un objeto, empleando principalmente el nombre del niño/a o usar la palabra "mira". Finalmente cuando el niño/a centra su atención, emplear una pregunta de tipo "qué" (¿qué es esto? , qué está aquí?, ¿dónde está X?. Es mejor conocer como el niño o niña utiliza las palabras adquiridas que no estar pendientes del número de palabras que emplea.